A Eugenia de Montijo le gustan las pastillas de Vichy
El nombre de Vichy resuena como un vocablo mundialmente conocido y prestigioso. La ciudad balneario francesa, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, cuenta con un ejército de millones de pequeñas embajadoras: las famosas pastillas de Vichy.
Aunque las aguas de sus manantiales han sido veneradas desde tiempos galo-romanos por sus propiedades terapéuticas, su momento de mayor esplendor fue el Segundo Imperio de Napoleón III y su esposa, la española Eugenia de Montijo.
Napoleón III padecía diversas dolencias. En el verano de 1861, Le Moniteur anunció que el Emperador iba a pasar una temporada en Vichy. Así fue: llegó el 4 de julio de 1861 y se instaló en la Villa Strauss, propiedad de Isaac Strauss, un compositor director de la orquesta de Vichy.
La primera cura de hidroterapia lo alivia, por lo que alarga su visita un mes. Regresaría cuatro veces más en años sucesivos: en 1862, nuevamente a la Villa Strauss; en 1863, al chalet Marie-Louise; y en 1864 y 1866, a un chalet que se hace construir. El único año de la serie que se ausenta es 1865. A lo largo de este período, Napoleón III transformará Vichy para hacerla la reina de las ciudades balneario de Europa. En 1861 firma un decreto declarando los manantiales de Vichy de interés público. 'Vichy-les-Bains' se convierte en el primer spa con prescripción médica de Europa.
Jean-Dominique Alquié, desde 1856 médico inspector del establecimiento termal de Vichy, fue durante las cinco visitas imperiales el médico de Napoleón III. Alquié dirá irónicamente a Le Figaro el 1 de agosto de 1861: "No sé si las aguas habrán hecho algún bien a Su Majestad, pero lo cierto es que Su Majestad ha hecho mucho bien a las aguas". Tras la primera cura del Emperador en Vichy, su ejemplo causó furor y la ciudad acogió a 16.000 personas que llegaron a tomar las aguas.
El Emperador va a Vichy acompañado de la Emperatriz Eugenia, que desde el primer momento se muestra muy aficionada a las pastillas de Vichy y contribuye a su creciente notoriedad, en especial entre la aristocracia francesa.
En 1825 el químico Jean-Pierre-Joseph d'Arcet, miembro de las Academias de Ciencias y Medicina, había descubierto las propiedades digestivas y antiácidas del bicarbonato de sodio, presente en gran cantidad en el agua mineral de Vichy. Ideó unas pastillas con bicarbonato, azúcar, jarabe de glucosa y aromas de aceite esencial de menta. Pasó la fórmula a dos farmacéuticos de Vichy, Pierre Batillat y Nicolas-François Regnault, que fueron los primeros en elaborarlas.
Las pastillas originales eran ovaladas y moldeadas a mano. En 1856, François Bru, director del balneario, decidió hacerlas octogonales para ser más atractivas y diferenciarse de otras. En 1862 esta forma fue reconocida como "original" por decreto imperial. Inicialmente sólo se consumían bajo prescripción médica y sólo se vendían en farmacias de Vichy. Se decía que ocho al día reportaban los mismos beneficios que una cura en Vichy.
El Emperador publica un decreto el 27 de julio de 1861 con un plan urbano para Vichy. Se construye una nueva estación, ya que el tren para a 10 km, lo que obliga a recorrer el resto del trayecto hasta Vichy en coche de caballos. Crea unos espléndidos parques de estilo inglés, en una vasta extensión de 143 hectáreas. E impulsa la construcción de los seis emblemáticos chalets alineados que evocan chalets suizos, cómodos y elegantes pero sin pompa. Hoy están catalogados como monumentos históricos, y se encuentran en el Boulevard des Etats-Unis, antes Boulevard Napoléon III.
En su tercera estancia en Vichy, en 1863, Napoleón III se alojó en el chalet Marie-Louise, escenario de sus amores con la renombrada actriz Marguerite Bellanger. El chalet, diseñado por el arquitecto Jean Lefaure, tenía sus galerías muy visibles desde el bulevar. Para protegerse de miradas, Napoleón III pidió a Lefaure que construyera otros dos chalets; uno para su uso personal, otro para su esposa. El chalet del Emperador terminado en 1864 invierte su planta, con las terrazas y el balcón orientados al parque en lugar de a la calle. Situado en las inmediaciones del chalet Clermont-Tonnerre (que alojaba a parte del séquito imperial) y el chalet Marie-Louise, está conectado a ellos por una galería subterránea, para que las visitas fueran discretas.
El chalet Eugénie de la Empeatriz es contiguo al del Emperador. El portal, como el del Emperador, tiene dos farolas rematadas por una corona imperial y presenta la E de Eugenia. Pero ésta, tratando de preservar su dignidad tras las infidelidades de su marido el año anterior, preferirá Eugénie-les-Bains y no irá al chalet de Vichy.
A pesar de la ausencia del Emperador en 1865, ese año se inauguraron dos proyectos suyos para Vichy: el primer Casino de Francia y la iglesia de Saint-Louis, construida a expensas de Napoleón III, como indica en latín el tímpano del pórtico de entrada. El Gran Casino de Vichy, hoy Palacio de Congresos-Opéra, es el edificio icónico de la ciudad, del arquitecto Charles Badger.
El interior de la iglesia de Saint-Louis tiene 9 curiosas vidrieras de Antoine Lusson con santos relacionados con la familia imperial. San Napoleón tiene el rostro de Napoleón I y Santa Eugenia el de la esposa del Emperador. Napoleón III escribió a la Emperatriz el 29 de julio de 1866, durante su última estancia en Vichy: "La vidriera que te representa como santa me distrajo. Nunca te había visto con un disfraz así". El Príncipe Imperial, el malhadado hijo único de la pareja, permaneció cuatro días la temporada de 1866. Y el 7 de agosto de 1866, Napoleón III se despidió definitivamente de Vichy. No volvería jamás y 4 años después perdería el trono. Declararía: "Me gusta Vichy más que cualquier otro lugar, porque es toda mi creación".
La pastilla de Vichy la producen hoy dos empresas. En 1973, la unión de varias pastelerías creó la Société nouvelle des pastilles de Vichy que desde 2016 pertenece a la compañía francesa Eurazeo (utiliza la marca 'Pastille de Vichy'); y la empresa Moinet, que usa el nombre 'Pastille du Bassin de Vichy'. La Maison Moinet fue fundada en 1852 en Vichy por el matrimonio de Jules Rondepierre y Marie Madeleine Moinet. Se trasladaron al 4 de la rue de la Source de l'Hôpital, en cuya planta baja aún está la confitería, propiedad de la misma familia. Durante las visitas de Napoleón III, la tienda se llamó un tiempo Confiserie de l'Empereur.
Vichy continúa siendo un lugar de tratamiento con sus 14 manantiales de aguas minerales frías y calientes, los más afamados Célestins y Saint-Yorre. La producción actual de Pastillas de Vichy asciende a 1.500 toneladas al año. Las hay también mini y sin azúcar. Existe una gama más amplia de sabores como limón, naranja y anís pero el de menta original sigue siendo el más popular. El agua se comercializa a nivel mundial con una producción anual de más de sesenta millones de botellas.
Vichy da nombre también al Gobierno francés que se instaló allí de julio de 1940 hasta agosto de 1944, el régimen colaboracionista durante la ocupación nazi. La ciudad fue elegida por estar en el centro del país, por su capacidad hotelera, su ferrocarril, su oficina de correos y su moderna central telefónica. El mariscal Pétain, jefe del Estado del régimen de Vichy, se alojó en el tercer piso del Hotel du Parc.
Pero Vichy no ha olvidado al Emperador que la hizo insigne. En 1991, se erigió en el parque Napoleón III un busto del escultor Jean-Auguste Barre, con la inscripción: 'Napoleón III Emperador de los franceses 1808-1873. Benefactor de Vichy'. Tras la conmemoración del bicentenario de su nacimiento en 2008, allí celebran y recrean cada año un fin de semana de mayo al Segundo Imperio. Un buen momento para viajar en el tiempo y emular a Eugenia de Montijo, que endulzaba las amarguras personales a base de pastillas de Vichy.
Fotografías: Gabriela Torregrosa