circle
Reels V

Con zuecos y pijama

Por Marcos Pastor Galán

Historias cínicas


Hace un momento me salta una noticia en el móvil, de esas que Google determina si son de tu interés o no cuando espía lo que haces. Y ha hecho bingo porque me ha interesado. Quizás no bingo pero sí línea, que la noticia no era buena del todo. Madrid y Castilla -La Mancha estudian compartir las historias médicas.

 

Mi paso por 4 hospitales diferentes hizo que me plantease qué estamos haciendo. No puede ser que cada centro comparta los datos de los pacientes consigo mismo, como si fueran propiedad del centro. Y bueno, ya llegará quien diga que en su comunidad los centros están interconectados, algo que me parece muy bonito y poético, pero hasta que no lo vea, no lo creeré.

 

Los datos se comparten a medias a día de hoy. En Castilla y León tenemos una aplicación con un nombre digno de la alta nobleza, Jimena. Ese programa permite que puedan conocer ciertas cosas entre médicos de los diferentes hospitales. Pero el personal de enfermería y fisioterapia escribimos en otro que no responde en nada a su nombre, Gacela. Lento y no está conectado entre centros.

 

Ya de base veo el error de escribir datos clínicos en 2 programas diferentes, peor aún que mis compañeras de otros centros no sepan nada de lo que yo pudiera objetivar sobre el paciente. Aunque el premio final se lo llevan los cientos de documentos en papel que movemos aún. Si a esto le sumamos que cada autonomía utiliza sus propios programas, podemos sumar nombres a la lista donde nuestros datos se pierden poco a poco: H

 

Los cambios son difíciles, pero si no se empiezan, son eternos. Que en el siglo de la informatización sigamos utilizando bloques enormes de papel y que no seamos capaces de unificar los datos en un software único, demuestra las causas de los problemas sanitarios.

 

Este anuncio a bombo y platillo de Castilla-La Mancha y Madrid nos promete un futuro mejor, un futuro que debería ser un presente. Sin embargo es una primera decisión que puede cambiar la experiencia de los pacientes en el sistema sanitario público. Además, consigo puede traer un ahorro en costes duplicados por desconocimiento de situaciones ya evaluadas.

 

Si se implementan herramientas para incluir las pruebas diagnósticas y versiones de las aplicaciones para los equipos de emergencias sanitarias y atención primaria, ya hablaríamos del paso final en busca de un único soporte nacional. Una forma de trabajo estandarizada que también permitiría al personal adaptarse mejor a los cambios.

 

Quizás el futuro no sea muy lejano, pero ahora mismo solo sé que tengo que firmar la medicación en papel, así que las implementaciones en historias clínicas, al menos por ahora, son historias cínicas.