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Con zuecos y pijama

Por Marcos Pastor Galán

Feliz, polémica nueva


Año nuevo, polémica nueva. Hace unos días se desataba la polémica sobre si el personal de enfermería tiene entre sus competencias el abordaje nutricional del paciente dentro de su patología. Voy a hacer un spoiler para quien no tenga ganas de leer: sí. Sin embargo, hace unos días empezaba una contienda que seguirá en el futuro como tantas otras porque, como siempre, la ley no es clara cuando trata temas que se le escapan. Peor aún, el sistema judicial tiene varias lagunas para poder tomar decisiones. Lagunas o intereses.

 

El personal especializado en nutrición y dietética ha reclamado que las enfermeras no gestionen estas cuestiones de sus pacientes. Algo realmente absurdo teniendo en cuenta que la enfermería aborda un paciente de forma integral, no por especialidad. Pero esto, ¿qué significa?


No es ni más ni menos que el hecho de que, una enfermera, debe aconsejar, facilitar la información y colaborar para que la patología del paciente se abarque desde todas sus áreas. Estas no las he definido yo sino que tenemos dos modelos estandarizados a nivel internacional: Virginia Henderson y Marjory Gordon. En ambos modelos de evaluación del cuidado se toma, entre otras, el área nutricional.


Pero esto no significa que la enfermera realice el plan nutricional del paciente, más bien, que
lo elige junto al médico en función de la evolución. Para elaborar las complejas tablas
nutricionales
está el valioso y honorable trabajo del personal de nutrición y dietética como
expertos en la materia.


El problema viene cuando pretenden que una enfermera tampoco pueda aconsejar ni evaluar dichas necesidades, pretendiendo que se incorpore personal específico para ello. Esta idea es incompatible con el principio de eficiencia del sistema sanitario, pero también con la efectividad del tratamiento. Si en atención primaria supondría romper las consultas, en el hospital implicaría que la dieta del paciente no se adapte hasta doce horas después, porque tampoco se va a contratar un dietista por unidad con jornada de una hora diaria, deberán hacerlo entre una y dos personas.


Supongo que cuando hablan de manejar la nutrición del paciente, también tendrán en mente alimentarles, ¿no? Pues no, la labor de darles de comer no quieren contemplarla en su especialidad, lo que rompe del todo con la visión que aborda la enfermera: el paciente como unidad. De hacerlo como se pretende ahora, volveríamos a ver a nuestros usuarios como tareas a despachar, un modelo que quedó obsoleto hace años humanizando a los pacientes. Esta es una nueva decisión realmente absurda tomada por quienes desconocen las profesiones pero se creen en potestad de decidir cómo maltratar al paciente.