Cada año surgen miles de bulos. Es más, cada mes se encuentran mentiras sistemáticas sobre un asunto sanitario a pesar de que se demuestre que es falso. Hace varios años que se cuenta eso de que las vacunas provocan autismo. También que son causantes de cáncer. Se habla de que existen fumigaciones para causar neumonías o que la radiación de los microondas son fuente de fracturas óseas.
Sin embargo, hoy resulta más interesante hablar de un bulo habitual sobre la investigación contra el cáncer. Esta historia se repite cada año cuando sucede un accidente aéreo que está a la espera de investigación, que tiene múltiples causas o que la explicación no puede darse tan rápidamente porque los datos están en secreto de sumario. Es decir, se aprovecha una tragedia para conspirar.
Por su aún hay alguien que no lo había oído o leído, la teoría viene a ser la siguiente: Al suceder el accidente sin datos públicos, rápidamente se sacan imágenes en redes sociales (verídicas o no) acompañadas de titulares siniestros. Y estos vienen a explicar que ha sido intencionado, porque dentro del avión viajaban científicos que acababan de descubrir la cura contra el cáncer.
Esta historieta ha salido tantas veces que cualquier persona puede predecirlo. Es más, el famoso y triste accidente de Spanair el 20 de agosto de 2008, fue víctima de este bulo también. Concretamente es el primero que recuerdo, lógico también dado que eran los inicios de las redes sociales, con la expansión de internet por todos los domicilios y el boom de Tuenti, la red social marca española que tanto gustaba.
Y si el vuelo 5022 de Spanair ya sufrió las consecuencias de las conspiraciones, no iban a quedarse más lejos otros accidentes. Las ventajas de internet son muchas, por ejemplo, obtener información rápida y en gran volumen en cualquier parte del mundo. El problema es que la información fraudulenta corre a la misma velocidad. Y así ha sucedido tantas veces con este tema sin que exista posibilidad de frenarlo.
El accidente de China Eastern, Malaysia Airlines, Nepal, etc. Incluso se habló de voluntad en la famosa tragedia del equipo de fútbol Chapecoense, aunque en aquel caso no se relacionó con la investigación contra el cáncer, no había opción. Al final son conjeturas para las que siempre hay alguien dispuesto a creer. Es más, estamos en el año 2024 y existen muchas personas que siguen creyendo que la tierra es plana.
Y si la tierra es plana, los aviones fumigan y Bill Gates nos controla con la vacuna COVID, ¡cómo no voy a creer que en un avión viajaban investigadores y los han asesinado! Y a partir de este momento, es indiferente cuántas veces se demuestre un fallo en los motores, congelación de las alas, incendios, o cualquier fallo en la aeronave. Da igual que den nombre y apellidos de todas las víctimas y la tripulación de vuelo.
El problema real viene en romper la esperanza de los pacientes con cáncer, en hacerles creer que están enfermos de forma intencionada y pronosticarles una muerte porque las élites mundiales no quieren verlos vivos. Es más, es tan fácil jugar con los sentimientos de una persona enferma que llegan a avanzar datos como que antes (sin especificar cuándo), no fallecía gente por cáncer. Antes puede ser en la época de los dinosaurios o en la edad media, cuando el cáncer no tenía nombre.
Los bulos son fuente de desinformación y un problema para quienes son vulnerables ante la información. Son una enfermedad que necesita ser erradicada.