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Con zuecos y pijama

Por Marcos Pastor Galán

Enfermeras en Cataluña


Desde hace más de una semana hay un conflicto en Cataluña verdaderamente importante y que afecta a la población. Les infermeres diem pou (Las enfermeras dicen basta) es el lema de la protesta que lleva más de una semana gestándose en el Instituto Catalán de Salud (ICS), fundamentado en el trato discriminatorio que acaba de ejercer la administración contra las enfermeras principalmente. Y como nada se da por casualidad, SATSE ha firmado un acuerdo que nos recuerda una vez más por qué en su nombre se conserva la ya extinta denominación ATS.

Para contextualizar la situación, es importante reflejar que el ICS probablemente es la administración que tiene en mejor estima y consideración a las enfermeras. Antes de las olimpiadas del 92 ya incorporaron las ambulancias asistenciales lideradas porenfermería, poseen enfermeras en puestos de gestión, han dotado a enfermería de más competencias que cualquier otra comunidad y, por supuesto, también disponen de una formación ejemplar que lo justifica. Con ello han logrado mayor capacidad de respuesta del sistema sanitario, descongestionándolo y restando carga de trabajo a los médicos en las funciones que no son estrictamente de ellos.

Como era de esperar, la televisión que blanqueaba los cánticos del "cara al sol" en Ferraz y dramatizó unas cargas minimalistas ante manifestantes agresivos, evita hacer eco de algo realmente relevante para el pueblo Catalán, donde los mossos han cargado sin que hubiera violencia. En noviembre, se firmó un nuevo acuerdo remunerativo entre los principales sindicatos representados en la mesa sectorial. Sin embargo, Infermeres de Catalunya inició una huelga indefinida a la que posteriormente se han sumado otros sindicatos minoritarios, ¿la razón? La mejora de remuneración afecta principalmente a médicos, como se ha venido haciendo en todo el territorio nacional desde hace años.

El soborno de las instituciones en favor de los sindicatos médicos implica directa e indirectamente un perjuicio para el resto de profesionales. Y si este nuevo acuerdo perjudica a enfermeras y fisioterapeutas, más aún se aprecia el agravio en las categorías profesionales bajas. Tal como refleja el enfermero Adrián de Pedro: "La mayor parte del dinero del pacto se dirige a médicos, es como si los demás no existiéramos. Los técnicos apenas van a notar que le da para un café". Además, los médicos son los únicos profesionales del ICS que cuentan con un complemento por exclusividad laboral y el nuevo pacto no va a cambiar dicha situación.

Esta desproporción ya se ha observado en otras autonomías como SACYL, donde un médico obtiene una productividad variable que es el triple de la que percibe una enfermera, fisioterapeuta, trabajadora social o nutricionista en la misma administración.Y es que llega a ser diez veces la que percibe un celador. De la misma forma, la huelga de atención primaria de Madrid se cerró con un acuerdo de 500 euros mensuales para los médicos, olvidando el resto de profesionales. Sin embargo, la sanidad no ha visto ninguna mejora un año después a pesar de que el sindicato médico AMYTS celebre sus propios éxitos. Propios porque los beneficiados son los liberados sindicales y no los pacientes.

En Cataluña, hasta ahora, las enfermeras de atención primaria realizaban labores como parte de la gestión de bajas, de medicación, asistencia en demandas agudas no urgentes para descargar la consulta médica y tareas meramente de gestión general. Un trabajo que en cualquier otra autonomía asumen los médicos, lo que favorece el colapso que ya conocemos: cita previa en 4 días vista por la sobrecarga de trabajo para el colectivo en labores que no son realmente médicas, suponiendo que las consultas tengan un tiempo de tención insuficiente.

Con la huelga, se han dejado de realizar dichas funciones para poner en valor su trabajo, algo que ya ha repercutido ralentizando el sistema de atención primaria desde el primer día. El soborno médico está llevando la sanidad pública hacia la despersonalización y deshumanización de la asistencia sanitaria. El colectivo médico, en su mayoría, se aqueja del exceso de trabajo mientras sus sindicatos solamente hablan de remuneración, convirtiendo la salud en una pescadería donde el paciente se ve despachado sin recibir la pertinente asistencia