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Con zuecos y pijama

Por Marcos Pastor Galán

EIR a vueltas


Esta semana, una noticia del diario El Español titulaba: "Continuar con la formación o incorporarse a una plaza: la dura decisión de las enfermeras que realizan el EIR". Hasta ahora, siempre se había puesto el foco de atención en el personal médico, pero hay especialistas de enfermería, biología, farmacia, veterinaria, ... Aprovechando que el 21 de enero se celebró el examen, varios medios han salido a reivindicar las condiciones laborales de las especialistas de enfermería.

Hacer un examen como el EIR requiere de una gran dedicación durante, al menos, un año. Una dedicación que puede llegar a ser totalmente exclusiva como el MIR, lo que viene a necesitar una provisión de ingresos al no poder trabajar. El dilema empieza a ser notorio porque, muchos jóvenes recién graduados, aprovechan la inercia de la universidad para continuar estudiando desde junio hasta enero e intentar sacar una de esas plazas tan codiciadas. Sin embargo, gente con más edad y sin apoyo económico, no puede permitirse el lujo de dedicar un año más sin ingresos y 2 años como residente de precariedad salarial.

El dilema de las especialidades de enfermería está sembrado desde hace tiempo, todo empezó en la creación de las mismas con una base carente de lógica. La intención principal consistía en evitar copiar las especialidades médicas y para ello se diseñó el sistema de etapas de la vida: pediatría, obstetricia, salud mental, geriatría, enfermería del trabajo y enfermería comunitaria. Este diseño dejaba un hueco muy grande dado que la mayoría de la asistencia sanitaria no se ve englobada en ninguna de las casillas. Además, son una copia low cost de las especialidades médicas englobadas en la profesión enfermera.

A primera vista, la teoría inicial fue un fracaso porque no se cumplió, digno de quien planifica sin trabajar en ello. Sin embargo, a nivel práctico ha mejorado año tras año garantizando una formación cada vez más loable del término especialista. La implicación de todo el personal sanitario en la formación de enfermeras suele ser mucho más que satisfactoria.

Pero, ¿qué sucede con el resto de pacientes que no se engloban en esas materias y que son mayoría? Como dije antes, las decisiones se plantean desde un despacho con poco rodaje laboral quedando como solución un cajón de sastre. Así pues, la idea que solventaría este conflicto puede llamarse "cajón desastre", porque se pretende englobar todo en un único perfil.

Crear la especialidad de Enfermería Médico-quirúrgica (aún no está en marcha) puede ser la solución rápida para especializar a todo el personal sanitario, supongo que con la intención de que sea obligatorio para ejercer a largo plazo. Además, implicaría que desapareciera el agravio comparativo existente entre las unidades que gozan de EIR y las que no.

Pero como buena solución exprés, solamente traerá la precariedad de no servir de nada. ¿Pueden englobarse una UCI, quirófano, hematología, hospitalización de nefrología, etc. en una misma especialidad? La respuesta es casi la misma que si preguntamos si se puede conducir borracho a 200 km/h por una carretera de 90, por poder, se puede. La gran diferencia es que quieren hacer legal una a pesar de ser tan absurda como la otra.

Aunque el EIR tiene cada vez más plazas vacantes y recibe más atención, es un sistema carente a nivel formativo y difícil de criticar. Difícil porque no hay intención de cambio por el momento, porque no se escucha a los profesionales y porque es un negocio para los hospitales pequeños. Algunas universidades y enfermeras consideran que sería importante incluir la especialización en el plan de formación y modificar el sistema a través de postgrado con teoría y práctica, algo que podría calar en el intento de la especialización obligatoria.

Sin embargo, a quienes lo proponen se les señala de querer sacar ventaja, pero a día de hoy hay plazas en hospitales sin capacidad para impartir la docencia que necesita un EIR. No cuentan la verdad del plan que incluye rotaciones externas, rotaciones por servicios meramente administrativos, profesionales desactualizados, etc. Un engaño en toda regla que acaba con la ilusión del residente en cuestión de días.

En España gozamos de un sistema de salud público con grandes profesionales, pero últimamente se está precarizando y se hacen notorias las protestas. Existen sistemas de salud vecinos con otros formatos a nivel laboral y formativo, sistemas de los que podríamos copiar lo bueno para implementarlo y generar mayor calidad de servicio. Pero eso implica intención de corregir los defectos.