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Con zuecos y pijama

Por Marcos Pastor Galán

Pedro y el lobo


Esta semana se lamenta un polémico fallecimiento más. Digo uno más porque van muchos desde que apareció la COVID. Sin embargo, hoy no hablo de una defunción dependiente del famoso virus, o al menos de forma directa. Más bien, estos incidentes son efectos secundarios (como se tituló mi segundo libro que trataba de ello) dado que la situación de precariedad en la sanidad española se ha visto potenciada tras el confinamiento.

Saltaba a las noticias la defunción de un bebé el viernes 22 de diciembre tras sufrir una parada cardio-respiratoria (PCR) en el centro de salud de Paracuellos de Jarama. Digo saltaba porque el estallido mediático posterior ha destapado la trampa de la sanidad madrileña que se viene denunciando desde hace tiempo. No había médico presente en el centro de salud.

La situación en la comunidad de Madrid lleva meses en asalto con disparos al aire continuados por parte de la clase política hacia los sanitarios. Pero la reacción de la Comunidad en redes sociales y los medios afines a su dirección política ha sido repulsiva. Esta tragedia en vísperas navideñas ha traído titulares que no dejan claro si se acusa al médico por estar de baja, a los padres por acudir al centro de salud o al propio bebé por enfermar y fallecer.

La Comunidad titulaba: "El pequeño no murió en el centro, entró sin vida. Llegó sin constantes vitales, aparentemente desde hacía horas". Ese titular se hacía viral y la prensa controlada se hacía eco del mismo, sin querer matizar, explicar ni comprobar la veracidad de los hechos. Unas palabras que pueden parecer inocentes o malintencionadas pero que, si se analizan paso a paso, tienen más miga de la que pueda parecer.

Ciertamente, en un centro de salud trabajan diferentes profesionales para ofrecer la mejor atención interdisciplinar y en equipo. Sin embargo, un centro de salud sin médico es como una escuela sin maestro. Desde el cierre de los SUAP (Servicio de Urgencias de Atención Primaria) reconvirtiéndolos en PAC (Punto de Atención Continuada), se disimula la necesidad de personal que afecta fundamentalmente a la Comunidad de Madrid, aunque es cierto que hay carencias en toda España.

¿Qué habría pasado si hubiera médico? Si bien es cierto, la PCR fue no presenciada por los sanitarios presentes, enfermera y celador. Por ello, el hecho de haber un médico no habría cambiado el desenlace per se. Pero resulta increíble que un PAC se atienda solamente con un celador y una enfermera. Ante la falta de médicos, quizás, se podría haber cubierto el centro con una segunda enfermera. Esto permitiría atender con maniobras de soporte vital avanzado una situación de riesgo vital, algo prácticamente imposible con 2 personas.

Atendiendo a las palabras de la Comunidad, llegó sin constantes vitales. Lo cual no es implícitamente que esté fallecido, al menos hasta que un médico diga lo contrario. La PCR se define como: interrupción brusca, inesperada y potencialmente reversible, de la actividad mecánica del corazón y de la respiración espontánea. Al ser reversible mediante maniobras estandarizadas y de fácil aprendizaje, la PCR es la patología más protocolizada del mundo, dejando claro cuándo reanimar o cuándo dar por fallecido.

La coletilla final del titular, alegando que la parada era aparentemente desde hacía horas, trata de seguir eludiendo responsabilidades a la falta de personal. ¿Realmente hacía horas o es una invención? Hasta el momento, las declaraciones de la Comunidad de Madrid en redes sociales es la información existente. Si realmente el niño llevaba horas habría presentado signos claros de irreversibilidad: frialdad, palidez, rigidez, livideces, ... Signos que habrían impedido las maniobras de RCP efectivas a la vista de la enfermera del PAC y posteriormente los equipos del 112.

El mensaje lanzado por la Comunidad de Madrid y su presidenta es una falta de respeto, especialmente hacia la víctima. Más aún cuando se hace con el motivo de difamar al personal sanitario. No es tolerable ni tiene calidad política utilizar expresiones así. Las urgencias surgen y debe haber personal preparado para cubrirlas. No se puede justificar una carencia basándose en informes forenses y restando la posibilidad a quien sí pueda beneficiarse. Al final es el cuento de Pedro y el lobo.

Feliz Navidad.