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Con zuecos y pijama

Por Marcos Pastor Galán

La desinformación sanitaria (Parte 1)


Hace ya diez años que una persona me preguntó por la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH). Ojalá pudiera decir que la pregunta era inocente, yo lo hubiera preferido. En aquel entonces me encontraba estudiando enfermería a la par que trabajaba los fines de semana como técnico de sonido. No era buen estudiante, no pretendo exponerme como ejemplo elegante, pero los temas que me gustaban sí los empollaba bien. Y la salud pública entraba en el cupo.

Como digo, la pregunta no era casualidad. Hablo de una persona que fumaba usando un filtro especial que, según sus palabras, suprimía todo lo malo del tabaco. Debía ser un filtro del futuro porque no entiendo cómo pasaba solamente la nicotina. Además, utilizaba unas cajas de plástico como absorbentes de radiación porque "el ordenador emite radiaciones que esto absorbe". Sumado a ello, utilizaba sartenes de hierro colado que "añaden hierro a la dieta", así, por arte de magia.

A mayores, esta persona no utilizaba el microondas de casa porque refería que emite una radiación altísima al ser encendido. Sin embargo, tomaba el sol a diario y tenía la piel de color tostado playero todo el año. Los refrescos de cola "son veneno puro para el cuerpo" pero no había día que no cayeran un par de cervezas o vinos. Por último, tomaba productos de homeopatía rellenos de edulcorantes con propiedades majestuosas.

Quien me conozca sabe por dónde voy o, más bien, por dónde quiero ir. Hace unos meses, la revista DSalud, antes llamada Discovery Salud, publicaba su último número. En teoría, se debe al cansancio de su propietario y director, José Antonio Campoy. Digo en teoría porque llevaba años en decadencia. Hace dies años, cuando la famosa pregunta, la persona antes descrita vino con un número de la extinta revista que hablaba del tema. Recuerdo el artículo de tres páginas redactadas como un niño de primaria donde frecuentemente se repetían frases del estilo: la bióloga molecular que no quiere revelar su nombre ha descubierto que? Y continuaba con un desprestigio a la vacuna.

Además, sacaban a relucir los pocos casos de incidencias a nivel mundial, menos de un 1% de las dosis administradas. Muchas de ellas cuentan historias poco creíbles o asimilables a una vacuna. Y aunque traté de poner argumentos y explicarle que esa revista es de entretenimiento y que vive de bulos que nunca se han cumplido, esta persona trataba de convencerme a base de premisas asegurando que la revista "es científica en base a la salud porque se llama Discovery Salud". Por mucho que yo le dijera que nadie hace un descubrimiento científico sin querer el merecido reconocimiento, ella aseguraba que la bióloga sin nombre, no quería dar su identidad por seguridad. Algo incongruente y que demuestra ignorancia pura.

Ya en aquel tiempo busqué el aval científico de la revista en internet y mejor ahorro el tiempo a los lectores, no merece la pena intentarlo. De algunos no existe ni rastro. Otros han participado en médicos por la verdad, negando la pandemia por COVID-19. Un sinfín de profetas que no trabajan ni han trabajado nunca en el servicio sanitario, de hecho, hay muchos que no tienen título alguno aunque se hagan llamar médicos y doctores.

De las profecías sobre la esterilidad, cánceres, muertes súbitas, autismo, discapacidades, alteraciones cardiovasculares, etc. que iban a provocar las vacunas contra el VPH, no se sabe nada. Bueno sí, que los relatos de una asociación de víctimas ligada a la revista, han pasado de asegurar que existen afecciones demostradas a decir que la gente refiere que tienen afecciones provocadas por la vacuna. Un cambio importante a la hora de expresarse, pasar de acusar directamente a decir que otros acusan y yo solo doy voz.

Al final, la extinción de esta revista será un favor a la sociedad en general. Nos beneficiará a todos evitando que la imagen de Bart Simpson vestido de papel de aluminio y con perchas se haga una realidad habitual. La diferencia es que en la serie de dibujos, como buena sátira surrealista, al final Bart tenía razón y los jugadores de beibol espían a la ciudadanía.