Cualquiera que nunca haya participado como voluntario o empleado en algún sistema de emergencias, imagina un mundo del estilo de las películas americanas donde todo es correr, ahora, inmediatez, velocidad, locura, ? Nada más lejos de la realidad. Ante una emergencia, lo primero que debe primar es la calma y más nos vale a todos aprender a mantenerla.
Hace años una compañera me dijo que no me veía capacitado para el trabajo en pediatría porque no me ponía nervioso cuando llegaba algo grave. Mi respuesta fue tan clara como cortante: "Si un día me pongo nervioso, preocúpate, porque entonces estaré bloqueado. A mí me preocupa tu opinión porque entonces me demuestras que no puedo confiar en ti". Evidentemente, hoy que soy más prudente y de edad más madura, habría suavizado la última frase y el tono de voz impertinente.
Pero esta reflexión es clara. Los protocolos de emergencias siempre hacen referencia a la conducta PAS (Proteger, Alertar y Socorrer). Y la P hace referencia a nosotros como algo primordial, después a quienes están bien y, en último lugar, a quien necesita ayuda. No es nuevo y todos deberían tenerlo interiorizado.
Ante una emergencia lo primero es mantener la calma, porque en situación de caos no somos conscientes de la realidad que nos rodea, no somos capaces de ver el riesgo o todas las soluciones posibles. Y eso solamente va en detrimento de la situación general, sin importar que sea un atraco a un banco, un accidente de tráfico o un incendio.
Por ello, siempre digo que es importante la demostración de seguridad de los aviones. Esa que casi nadie escucha pero les hace gracia mientras piensan que sabrían hacer todo perfectamente. Es curioso, pero no se ha visto ni una sola evacuación de avión donde los pasajeros no cometan infracciones graves que ponen en riesgo al resto o, incluso, provoquen incidentes que dañan a otros. Pero la soberbia nos puede.
Misma situación se ha vivido con el famoso tren que viajaba entre las llamas en la Comunidad Valenciana. Evidentemente debió evitarse dicha situación, pero precisamente los incendios son las emergencias donde más nervios hay. Todo cambia con un soplido hacia otro lado en segundos sin que haya tiempo a prevenir o reaccionar. Y conforme a ello, sucedió la emergencia que podría haber acabado en tragedia.
Los viajeros entraron en pánico hasta tal punto de no permitir a la conductora ejercer el retroceso por la vía. Visto desde el caos, hicieron lo natural, pero el ser humano debe razonar. Gritos, empujones y tratar de salir a toda costa en mitad de un incendio? La mejor manera de morir quemado. De haber mantendio la calma y saber esperar unos minutos como sucedió hace un mes en Galicia, el maquinista solo necesita pedir permiso de vía libre para buscar la dirección más segura.
Sin embargo, entre el caos, la gente acciona el freno, abre puertas a la fuerza o invade la cabina de conducción haciendo que el tren quede parado sin poder avanzar. Y eso, en resumen, implica no poder salir de la boca del lobo y arriesgar tu vida y la del resto, o lo que es peor, condenar a todos por una imprudencia. Curiosamente, quienes han requerido asistencia han sido las personas que salieron del tren.
Por eso y muchas cosas más, la conducta PAS es importante, tanto como revisar los mapas de salida de emergencia o atender a las indicaciones. No solo mirar y oír de fondo, sino atender, interiorizar y poner en práctica.