Pues sí, claro que hay buenos y malos docentes, a pesar del revuelo generado. A los que critican esta propuesta, les pondría a uno de estos malos docentes a trabajar con sus hijos.
Aun espero un análisis realista, valiente y con soluciones de muchos de estos “agentes” que critican sus propuestas. Y voluntad de sentarnos a hablar para mejorar dejando aparcadas nuestras ideologías. Y que sólo tengamos un fin: mejorar la educación.
Yo, a la propuesta suya de atraer a los mejores, añadiría otros dos puntos: uno, crear mecanismos para que ningún mal docente se introduzca en esta profesión y otros para que cuando se haya introducido alguno, se le pueda separar.
Y claro, como dice Vd. Los buenos docentes no son los que aprueban o dejan de aprobar. Y de la misma manera que todos sabemos si un docente es bueno o malo, y todos tenemos las preferencias de los docentes para nuestros hijos, sí se puede generar un sistema para que lo evalúe.
Y por supuesto que nos debemos ver trabajar unos a otros, en el aula, y tener coteaching o dos maestros en un mismo aula. Y coincido con Vd. que en cinco años podemos ponernos mucho mejor.
Por supuesto, escucharle nos ilusiona, por fin, por primera vez en muchos años.
Y también creo que quien piense que el problema de la educación es la religión no pisa la escuela desde hace mucho. A los que estamos en el aula “nos importa un pito”, si se da religión o no, tenemos muchos más problemas diarios que resolver.
Que alguien me diga ¿cuántas discusiones a causa de la religión hay en su cole?
¡Ojalá le dejen trabajar ¡ y finalizar su labor. Pues será en beneficio de todos los que trabajamos en educación.
Yo aportaría mis propuestas:
Mejorar la formación inicial, docentes de universidad en contacto con aula. Visitas obligadas a centros pioneros.
Formación continua presencial y de calidad: Vd. lo dice muy bien, había muy buenos cursos, y otros de relleno. Hoy día los centros de formación son meros satélites burocráticos de la Administración.
Oposiciones : para que entren los mejores, con un test psicológico e incluso una entrevista ( seguro que habrá gente objetiva y preparada para hacerlo).
En la enseñanza de inglés: desgramaticalizarla definitivamente, nativos en los centros apoyando a los mejores maestros, pero siendo estos los que indiquen el camino con el arte de ser maestro
Empezar las clases 15 minutos antes, como se hacen en países como Japón (ellos van mucho antes)
Limpiar de contenidos inútiles los currículos
Regular deberes con sentido común
Papeles pocos y simples. Desburocratizar la enseñanza. ( lo que ha hecho la última ley con los estándar de aprendizaje y las rúbricas, es para meter alguno entre rejas)
Ordenadores en el aula con soporte de mantenimiento. Pero sin olvidar que trabajamos con personas, y que nuestros colegios tenemos piojos, mocos, rabietas, y no tenemos tablets. Que el ordenador no desplace a la educación.
Inspección útil y preparada en la práctica, sin miedo al aula y con un catálogo de buenas prácticas, para servir de nexo entre los mejores.
Alternativas prácticas para alumnos que no pueden con el currículo oficial, y mucho antes de la diversificación actual.
Psicoterapia en los colegios: un niño que con problemas de separaciones, muertes, etc.. no puede ser tratado una vez al trimestre por los servicios oficiales.
Plan de acogida de emigrantes
Escuela rural efectiva, no de cara a la galería, tres niños condenados en un aula, lo siento mucho, no tiene sentido . Y seis maestros para tres niños, es una aberración.
La verdadera revolución que necesitamos es una revolución metodológica, ¡A por ella!
Lo dicho Querido Sr. Marina, adelante y buena suerte, pues será la nuestra.